En 1989, un movimiento de estudiantes universitarios, con sus propios esfuerzos, adelantó una campaña nacional conocida como la “Séptima papeleta”, que consistió en depositar un voto adicional, propio, en las elecciones parlamentarias y municipales de 1990, que permitía a los ciudadanos pronunciarse en favor o en contra de una Asamblea Constituyente. Una consecuencia directa de la “Séptima papeleta” permitió al país: